New Jersey. – El exsenador de origen cubano, Robert Menéndez, ha anunciado oficialmente la retirada de su candidatura independiente al Senado estadounidense, poniendo fin a una carrera política que abarcó décadas. La decisión llega tras su condena por múltiples cargos, incluyendo corrupción y fraude, que ha sacudido profundamente la política estadounidense.
Menéndez, de 70 años, fue una figura influyente dentro del Partido Demócrata, pero su inculpación por corrupción en 2023 lo llevó a ser marginado por su propio partido. A pesar de anunciar en junio su intención de postularse como candidato independiente, su suerte cambió drásticamente cuando un jurado popular lo declaró culpable de actuar como agente extranjero para el gobierno de Egipto, entre otros graves delitos.
En una carta dirigida a Donna Barber, responsable interina del Comité Electoral de New Jersey, Menéndez solicitó que su nombre fuera retirado de las listas electorales, lo que marca el fin de su participación activa en la política.
El mismo día, el gobernador de New Jersey, Phil Murphy, confirmó que George Samir Helmy ocupará el escaño vacante en el Senado a partir del 20 de agosto. Murphy calificó el desenlace como “un trágico final para una larga y productiva carrera en el servicio público”, resaltando el impacto significativo que Menéndez tuvo en la política exterior estadounidense durante su tiempo como presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Senado.
Con una trayectoria en el Senado que comenzó en 2006, y antes en la Cámara de Representantes por 14 años, Menéndez fue conocido por su postura dura contra regímenes como los de Cuba y Venezuela, así como por su firme apoyo a Israel. Sin embargo, su legado quedó empañado por las acusaciones y su posterior condena, que incluyen soborno, extorsión y obstrucción a la justicia.
El próximo 29 de octubre se conocerá la sentencia, la cual podría llevar a Menéndez a pasar el resto de su vida en prisión. En un allanamiento realizado en 2022, las autoridades encontraron en su residencia y en la de su esposa, Nadine Arslanian, más de 480,000 dólares en efectivo y 13 lingotes de oro, lo que corroboró las acusaciones de la fiscalía sobre los sobornos recibidos por el exsenador a cambio de favores políticos.
Este episodio marca un cierre abrupto y polémico a la carrera de uno de los senadores latinos más poderosos en la historia reciente de Estados Unidos.