EL ROL DE LA MUJER EN LA POLITICA DOMINICANA.

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Mariel Ramirez

¿Escases de oportunidades o Falta de empoderamiento?

La Mujer Dominicana, a lo largo de la historia ha sido perseverante en su lucha por la inclusión política positiva, lucha que ha tenido aciertos y desaciertos, ahora somos testigos de una generación que se forma, crece y se empodera.

La inclusión de la mujer a la vida política, no solo en República Dominicana, sino en el mundo es un tema tendencia en todos los debates de la sociedad, desde el inicio de los tiempo se ha subestimado la figura femenina, en virtud de la percepción débil, hogareña, sumisa y dependiente de la mujer, en un mundo donde el hombre siempre ha sido considerado la columna vertebral del hogar y la sociedad.

En razón de esto se ha originado una lucha fortuita por un espacio para la mujer que ha trascendido en la historia, primero,en la sociedad, donde se le reconozca el valor original que posee, más no agregado, en segundo lugar, en la familia, donde no se vea como una figura suplementaria o secundaria, sino complementaria, y en tercer lugar en la política, donde no  solamente en teoría, también  en la práctica se le otorgue igualdad de oportunidades y trato.

En la República Dominicana, gracias a la lucha constante y  perseverante la mujer ha ido escalando, calmada pero firmemente, con trabas y perjuicios sociales, que en pleno desarrollo del siglo XXI no logramos eliminar.

La
primera manifestación de la mujer Dominicana en procura de sus derechos Civiles
y Políticos se remonta en la era de Trujillo, cuando la feminista y Activista
Social Abigail Mejía, con la formación de Acción Feminista Dominicana,
agrupación conformada por mujeres de élite,
liderada por Abigail, las cuales fueron las protagonistas del Primer
Manifiesto Feminista Dominicano exigiendo igualdad de derechos en la
Constitución, más tarde para 1942, se logra la primera gran conquista de esta
agrupación, cuando la mujer dominicana ejerce por primera vez el sufragio o
derecho al voto, hecho que marca un antes y un después de nuestra historia, y
además simboliza el inicio de un crecimiento forzado, pero ascendiente, por la
inclusión política de la mujer.

La
cultura nuestra, machista por su origen, han dado lugar a la necesidad de
ejercer alternativas legales, en lugar de sociales.Una manifestación clara de
ello es la Constitución del 2010, considerada la más completa de la historia,
la cual en su artículo 39 consagra el derecho a la igualdad ¨ Todas las
personas nacen libres e iguales ante la ley, reciben la misma protección y trato
de las instituciones, autoridades y demás personas y gozan de los mismos
derechos, libertades y oportunidades, sin ninguna discriminación por razones de
género, color, edad, discapacidad, nacionalidad, vínculos familiares, lengua,
religión, opinión política o filosófica, condición social o personal¨, y en su
numeral III, hace mención expresa del tema en cuestión ¨El Estado debe
promover y garantizar la participación equilibrada de mujeres y hombres en las
candidaturas a los cargos de elección popular para las instancias de dirección
y decisión en el ámbito público, en la administración de justicia y en los
organismos de control del Estado
¨, en este mismo orden, y haciendo homenaje
a ese principio la Junta Central Electoral sugirió el 50% de los cargos electivos
fueran ejercidos por féminas, sin embargo, en la Nueva Ley del Régimen
Electoral artículo 36 versa ¨Las
nominaciones y propuestas de candidaturas a la Cámara de Diputados, a las
regidurías y vocales se regirán por el principio de equidad de género, por lo
que éstas deberán estar integradas de acuerdo a lo establecido en la Ley de
Partidos, por no menos de un 40 % ni más de un 60 % de hombres y mujeres de la
propuesta nacional¨, lo que representa un claro retroceso, a una equidad
(aunque exclusivamente en porcientos) se había logrado, en esta misma unidad de
medida se ha reducido.

Es a partir de allí que hace bien reflexionar, la forma es que grandes mujeres han trascendido en la historia política como es el caso de, Milagros Ortiz Bosch, La primera mujer dominicana en ocupar el puesto de vicepresidente de la República, Margarita Cedeño de Fernández, ex primera dama y segunda mujer en ocupar la vicepresidencia, Cristina Lizardo, quien fue  la primera mujer en  presidir el Senado y la asamblea Nacional, senadora de la provincia Santo Domingo, reelecta en múltiples ocasiones, Rafaela Alburquerque, Primera presidente de la Cámara de Diputados de República Dominicana, Lucía Medina Sánchez, Segunda mujer en presidir la Cámara de Diputados, FarideRaful, de la generación política más reciente, Diputada en el Distrito Nacional, electa con la mayor cantidad de votos, en las elecciones del 2016, quien se ha caracterizado por ser firma y explicita en sus posiciones, RobiannyBalcácer, Primera mujer en ocupar el ministerio de la Juventud, y además en asumir la presidencia de Organización Internacional de la Juventud, Karen Ricardo, diputada más votada en su circunscripción del municipio Santo Domingo Este y autora de la iniciativa ¨Quiero Empoderarte RD¨,  y preguntarnos si los logros de estas encomiables, empoderadas y valientes mujeres, son fruto de una cuota impuesta por el congreso, o el por ciento restante para cumplir la cuota de curules que deben ser ocupados por  las mujeres en el Congreso Dominicano es falta de empoderamiento femenino, si bien es cierto que la mujer ha sido limitada en el ejercicio de los cargos políticos, también es cierto que esta misma problemática provoque un eventual temor de la mujer dominicana a continuar la lucha por los espacios, la mujer, siempre ha buscado crear su propio terreno, mientras que el hombre procura proteger el suyo, lo que supone una lucha de poderes, y no una lucha por el reconocimiento de los derechos e inclusión, si cambiamos la percepción de Feminismo o Machismo, por Igualdad, los espacios no serían la carnada de la pesca, sino que se convertiría en el trofeo de la carrera, y nuestra sociedad pasaría de funcionar bajo coacción, a funcionar con criticidad, no es suficiente con el empoderamiento femenino, también es necesario un cambio de paradigma social.

Por: Mariel Ramirez

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